El agua potable en Córdoba

El agua potable en Córdoba

Fecha de Publicación: 04/10/2008
Fuente: La Voz del Interior - Por ing. César Bertucci - Ex jefe de laboratorio de OSN en Córdoba, Epos y Dipas
Provincia/Región: Córdoba



La aplicación eficaz del Código de Aguas es el único camino para revertir la situación actual de severa escasez del recurso.
En estos días, como todos los años, se le advierte al público por todos los medios sobre la necesidad de evitar el derroche del agua de consumo en toda la provincia de Córdoba. Aunque me parece beneficiosa la divulgación masiva de este consejo, es sólo un aspecto parcial, al no abarcar efectivamente la solución del problema de escasez de agua en su totalidad, que es mucho más compleja.
En efecto, la situación objetiva y natural de toda nuestra provincia es que pertenece a la zona semiárida del país. Y esto significa menos de 800 milímetros de precipitación anual, con lluvias casi exclusivamente en verano (de noviembre a marzo), que también es la época de mayor consumo, potenciado por la gran afluencia turística.
Se debe tener presente que los suelos están impermeabilizados a causa de los desmontes y la explotación agrícola intensiva, y esto hace que las escorrentías superficiales producidas por las lluvias de verano empeoren la situación al no poder retenerlas, provocando incontenibles inundaciones.
Para hacer aún más difícil nuestro problema de abastecimiento, todos conocemos que una gran zona de la provincia dispone de agua subterránea de muy mala calidad. Si a este panorama le sumamos los perjuicios de la contaminación industrial, minera, agrícola y urbana, tenemos una visión demasiado preocupante para el futuro inmediato.
Por lo tanto, no nos queda otra solución que convivir con la escasez en las mejores condiciones posibles. ¿Cuáles son éstas?
En primer término, habría que elaborar una planificación realista que permita el desarrollo territorial en forma ordenada de nuestra provincia, teniendo en cuenta las posibilidades de sus recursos hídricos. En segundo término, ejecutar una gestión eficaz que garantice el cumplimiento de la estrategia que resulte aprobada.
Pensemos solamente que es muy limitada la disponibilidad de agua natural para su potabilización y que ésta es posible a un costo cada vez mayor. Pese a que el derroche es un aspecto importante a tener en cuenta, faltan aquellos factores que se puedan manejar aplicando una buena gestión que controle efectivamente la contaminación, el consumo clandestino y las autorizaciones para nuevos emprendimientos urbanísticos (barrios privados, loteos y nuevas urbanizaciones). En especial, un ejemplo de lo que no hay que hacer es autorizar ligeramente nuevas extracciones de una de las fuentes de agua natural de nuestra ciudad y ciudades aledañas, como es el embalse San Roque. Tampoco se debe permitiendo el muy riesgoso aumento de sus niveles de contaminación. Hay playas o balnearios que deberían ser clausurados debido al riesgo de enfermedad que representan para quienes los utilizan. En esos lugares ni siquiera hay carteles de advertencia al público sobre las condiciones de calidad del agua para contacto directo (léase: bañarse).
En otras palabras, se trata de administrar la cantidad y la calidad de nuestros recursos hídricos, sin impedir el desarrollo de los grandes consumidores de agua. Éstos deben ser autorizados previo estudio cuidadoso de las verdaderas disponibilidades del recurso hídrico para el futuro de toda la población. Y esta precaución vale no solamente para las tomas de agua cruda o natural sino, lo que es más importante, para la evacuación de los efluentes cloacales a nuestras fuentes de agua. Pensemos en los casos de verdadera irresponsabilidad rayana en lo delictivo que frecuentemente hemos tenido oportunidad de observar en nuestras sierras. Es el caso de caños que descargan aguas contaminadas en playas o balnearios utilizados por el público o, lo que es totalmente inadmisible, en proximidades de tomas de agua potable para una población.
Ante estas evidencias no queda otra alternativa que reclamar al Gobierno provincial la intervención del organismo que posee el poder de policía sobre todos los recursos hídricos de nuestra provincia, la Dipas. Debe salir del inmovilismo que todos conocemos y empezar de una buena vez a aplicar la legislación vigente mediante una gestión eficaz, lejos de las influencias de la politiquería que permite frecuentemente conductas irresponsables para favorecer intereses particulares. La principal herramienta está: es la ley 5.589, el Código de Aguas vigente desde el año 1973. La aplicación eficaz de esta norma es el único camino para revertir la situación actual, que parece persistir indefinidamente, perjudicando el presente y el futuro de todos los cordobeses.
No hay que olvidar que la Dipas es la única herramienta para responder al papel que le confiere el Código de Aguas. De lo contrario, deberá pensarse en un nuevo organismo con poder de decisión y medios económicos para que lo haga. Al respecto, tanto gobiernos radicales como peronistas están en mora desde 1981, luego de la provincialización de OSN, hace 27 años.

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