De cartoneros a pequeños empresarios

De simples cartoneros a pequeños empresarios

Fecha de Publicación: 14/12/2008
Fuente: Clarín
Provincia/Región: Capital


Lunes, miércoles y viernes un camión que recoge residuos reciclables recorre las calles de los 12 barrios que integran Nordelta, una exclusiva urbanización privada de Tigre, con status de localidad, en la que viven 10.000 personas. Los vecinos ya saben: esos días sacan a las puertas de sus casas, en bolsas verdes, la basura que podrá reutilizarse.
Los plásticos, vidrios y latas por un lado, y papeles, diarios, revistas y cartones, por el otro. El camión, conducido por Alberto, zigzaguea por las apacibles calles del barrio y al cabo del día recorrerá 150 kilómetros y a lo largo de todo un mes recogerá 25 toneladas de plásticos para reciclar. "Empezamos a trabajar a las 7 de la mañana y no sabemos cuándo vamos a terminar. Con el feriado del lunes pasado y el fin de semana largo se juntó un montón de basura", le contó a Clarín Alberto. Y no le falta razón, porque en los jardines delanteros de las casas se ven pilas y pilas de bolsas verdes. Y cargando esas bolsas, Luis y Felipe sudan la gota gorda, debajo de un sol abrazador.
Los tres forman parte de Creando Conciencia, una cooperativa de Benavídez integrada además por otras 22 personas, en su mayoría cartoneros. Hace dos años, habilitados por la empresa que administra el barrio, comenzaron a llevarse la basura reciclable que los vecinos dejaban en un contenedor en uno de los accesos. Y desde mayo recogen, casa por casa, toda la basura, también la que va a los rellenos sanitarios. Y en este tiempo los números terminaron por demostrar la importancia de la separación en origen de los residuos. Antes, Nordelta enviaba a enterrar 8 toneladas de basura por día y ahora sólo 3,2 toneladas. Y más del 50% de las casas participan del programa de reciclado. Según las estadísticas del barrio, en mayo la cooperativa se llevó 8.404 bolsas verdes y en octubre recogió 13.441.
Tarde o temprano el reciclado y la disposición final de los residuos terminará por convertirse en un tema inevitable para toda Buenos Aires. Cada vez se generan más desechos y progresivamente ha disminuido la cantidad de rellenos sanitarios. Ahora las 5.000 toneladas de basura diaria que genera la Capital -a fines de 2006 eran 4.200- se depositan en el Complejo Ambiental Norte III, en el Camino del Buen Ayre. Desde la Ceamse, la empresa que administra éste y otros rellenos y está conformada por los gobiernos de Provincia y Ciudad, hace al menos dos años que vienen advirtiendo sobre el estado de crisis del sistema.
En Capital está vigente la Ley Basura Cero, que fija un cronograma de reducción progresiva de la basura que se entierra. Entre fines de 2007 y principios de 2008 se colocaron 15 mil contenedores en las calles para que los vecinos depositen la basura, previamente separada en sus casas, pero muchos vecinos los utilizaban mal y la Comuna los dio de baja. Y ahora el Ejecutivo impulsa en la Legislatura modificaciones en la recolección de residuos (ver recuadro).
"Sin concientización es imposible pretender que la gente comience a reciclar", opina Walter Lizarazu (23), alma mater de Creando Conciencia. En la cooperativa comenzaron dando charlas en escuelas de Tigre. Y cuando obtuvieron el permiso para entrar a Nordelta golpearon las puertas de todas las casas para entregar información y folletería sobre cómo hacer la separación de los residuos.
"La respuesta de la gente fue enormemente positiva. En uno de los barrios, La Alameda, el 60% de los vecinos hace la separación en origen", cuenta el ingeniero Pedro Segura, gerente general de la Asociación Vecinal Nordelta, que administra el barrio. "Es un modelo irreversible. Cuando se toma conciencia de la importancia del reciclado, que además en este caso genera trabajo para más de 20 personas, no hay forma de volver atrás", opinó. El barrio le paga a la cooperativa unos $ 24 por mes por vivienda por el servicio de recolección. La gente de Creando también trabaja en otro barrio cerrado de Tigre, el Santa Bárbara. Allí pasan a recoger los residuos reciclables de un único contenedor. Se llevan 6 toneladas de papeles y plásticos al mes. Y lo mismo hacen en el supermercado Disco de Tigre. En la planta de reciclado de plásticos la cooperativa procesa unas 75 toneladas al mes, que luego vende a diferentes fábricas.
Ex cartonero, Walter Lizarazu salió a revolver la basura cuando se desató la crisis de diciembre de 2001. "Si pudiéramos crecer, o animar a otros a que formen sus propias cooperativas, lograríamos reciclar más y generar más trabajo para los cartoneros", se entusiasma. La cooperativa se sustenta con la venta de lo que reciclan, con el trabajo de recolección en los barrios, algunos préstamos otorgados por organismos extranjeros y un único subsidio de $ 6.000 que le otorgó el municipio de Tigre. Comenzaron tirando de carritos y hoy tienen tres camiones recolectores y una camioneta.

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