El descontrol de los agrotóxicos



Descontrolado aumento del uso de plaguicidas

Fecha de Publicación
: 21/10/2013
Fuente: Diario Río Negro
Provincia/Región: Nacional


El peón rural Fabián Tomasi no estaba entrenado para usar equipo protector cuando llenaba de pesticidas los rociadores de cultivos. Hoy, a los 47 años, es un esqueleto en vida.
La maestra de escuela Andrea Druetta vive en la provincia de Santa Fe, corazón de la zona de cultivo de soja en Argentina, donde está prohibido rociar agroquímicos a menos de 500 metros de las zonas pobladas. Hace poco, no obstante, sus hijos fueron bañados con pesticidas mientras nadaban en su piscina.
Sofía Gatica, cuyo bebé falleció a poco de nacer, hizo una denuncia que dio lugar a la primera condena que hubo en Argentina por el uso ilegal de sustancias agroquímicas. Pero el veredicto del año pasado llegó demasiado tarde a su pueblo, Ituzaingó Anexo: un estudio del gobierno encontró que el 80% de los niños examinados tenían pesticidas en su sangre.
La biotecnología estadounidense hizo de Argentina el tercer productor mundial de granos de soja, pero las sustancias químicas que alimentan ese auge van más allá de los campos de cultivo de soja, algodón y maíz. The Associated Press documentó decenas de casos en los que se emplean sustancias tóxicas en maneras específicamente prohibidas por la ley, con pocos controles del estado. Ahora los médicos advierten que el uso descontrolado de pesticidas puede ser la causa de los crecientes problemas de salud que vienen experimentando las 12 millones de personas que viven en la vasta región agrícola de Argentina.
En la provincia de Santa Fe, las tasas de cáncer son entre dos y cuatro veces más altas que el promedio nacional. En el Chaco, los defectos de nacimiento se cuadruplicaron desde hace 17 años cuando el uso de la biotecnología, aplicada al campo, se disparó.
"El cambio, en la forma de producir, francamente ha cambiado el perfil de enfermedades", dijo Medardo Ávila Vásquez, pediatra y cofundador de Médicos de Pueblos Fumigados, parte de un creciente movimiento que exige la aplicación de normas seguras en la agricultura. "Nos hizo perder una población bastante sana. Ahora vemos una población con altas tasas de cáncer, niños que nacen con malformaciones y enfermedades que eran muy infrecuentes''.
Una nación que era conocida por su ganado alimentado con pasto fue transformada desde 1996, cuando la empresa Monsanto, con sede en Saint Louis, Missouri, convenció a Argentina de que la adopción de sus semillas y sustancias químicas patentadas aumentaría las cosechas y reduciría el uso de pesticidas.
Hoy, toda la cosecha de soja y casi toda la producción de maíz y algodón están modificados genéticamente. Las áreas de cultivo de soja se triplicaron y abarcan 19 millones de hectáreas.
Pero mientras que el uso de agroquímicos bajo al principio, repuntó y se multiplicó por ocho después. De los 41 millones de litros de 1990 se pasó a casi 382 millones en la actualidad, a medida que los agricultores aumentaban sus cultivos y las pestes se hacían más resistentes. En total, los agricultores argentinos emplean el doble de agroquímicos por hectárea que sus colegas de Estados Unidos, según un análisis de la AP con base en datos de los gobiernos y de la industria de los pesticidas.
El pesticida Round Up de Monsanto contiene glifosato, una de las sustancias químicas para matar malezas más usadas y menos tóxicas del mundo. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, y muchos otros organismos la declararon segura si se aplica debidamente.
A pesar del uso generalizado del modelo de Monsanto en Argentina, las normas de seguridad varían dependiendo de la provincia.
Una ley nacional obliga a quienes aplican sustancias químicas que puedan amenazar la salud adopten "medidas eficaces para impedir la generalizada degradación del ambiente, sin importar costos o consecuencias''. Pero la ley nunca se aplicó a la agricultura, según comprobó la Auditoría General de la Nación el año pasado.
En respuesta a numerosas denuncias, la presidenta Cristina Fernández decretó en 2009 la creación de una comisión para investigar a fondo la aspersión de agroquímicos. Tal comisión hizo público un "Informe de Avance'' en septiembre de 2009. La comisión, sin embargo, no se ha reunido desde 2010, según la Auditoría General. El Ministro de Agricultura, Lorenzo Basso, afirma que la gente está siendo mal informada.
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